Como cualquier mortal sin conocimiento sobre el tema, hasta hace poco tenía una percepción diferente del Banco Interamericano de Desarrollo - BID. Sin embargo, como a diario muchas puertas se abren y más aún cuando estamos en la Red, tuve la fortuna de conocer una política del BID que primero me dejó atónita, y segundo me explicó la razón por la que gente de todo el continente se reunió para hacerle contraparte a la Asamblea Número 50 de la organización que se lleva a cabo por estos días en Medellín.
Resulta que según pude leer en un documento del uruguayo Eduardo Gudinas, el BID piensa que el subdesarrollo está ligado a la riqueza en recursos naturales y es por eso que los países tropicales como Colombia son los más propensos a la pobreza y sobre todo a la desigualdad.
Para hacer esta afirmación, dicho organismo tiene como principales argumentos el hecho de que la acumulación de tierras por parte de pocas manos propicia la desigualdad, esto sumado a que las personas que trabajan la tierra normalmente no tienen acceso a la educación, por lo que se genera un estancamiento que por generaciones mantiene a estas personas al servicio de otras con mucho más poder y dinero que ellas, estancando así el desarrollo y perpetuando la desigualdad.
Sin embargo, "la mejor de todas" es el hecho de afirmar que la riqueza en recursos que siempre tiene la gente del trópico a mano, los ha hecho perezosos para el trabajo por la facilidad de suplir sus necesidades básicas sin gran esfuerzo, y por eso históricamente la gente que vive en torno al trópico se ha caracterizado por ser pobre y perezosa.
Estos argumentos me dejaron helada, porque de hecho si ustedes los miran con lupa, podrán ver que ninguno de ellos es completamente descabellado, por el contrario, son perfectamente lógicos y uno diría que sí, que por eso somos pobres.
Sin embargo, considero que no es este el tipo de razones en las cuales se pueden basar políticas internacionales, porque son limitantes y excluyentes, ya que parten del hecho de que a los latinos nos tocó en suerte nacer en este territorio y por eso nos debemos adaptar a la pobreza (que de hecho mucha gente vive adaptada).
Sin embargo, ya mirando la cuestión desde un punto de vista más local y crítico, es necesario reconocer que hay poblaciones de nuestro país que cumplen con estas características: bajos niveles de educación entre las personas que trabajan el campo, y sí, también pereza.
El punto es ¿nuestra pobreza y desigualdad se debe sólo a eso? ¿es ese un argumento que deba anteponerse ante las políticas que promueven el desarrollo?
Yo respondería que NO a ambos cuestionamientos, porque la historia de un país como el nuestro no sólo está determinada por estas características. Sin embargo pienso que de tenerlas en cuenta no es para partir de ellas como una limitante, sino como un saber previo que nos permite saber qué es lo que de entrada debe ser combatido por nuestras políticas nacionales.
Así, con tanta claridad sobre las limitaciones culturales que poseemos, hace rato debimos haber descentralizado las oportunidades de educación y en general de desarrollo para llegar a estas zonas que como ya tenemos claro, son el nicho del analfabetismo, por ende la pobreza y por ende, la violencia.
La pregunta fundamental es ¿somos sujetos capaces de cambiar la realidad o somos objetos de la pobreza? la respuesta del BID parece ser clara, falta que nosotros definamos la nuestra.
Laura Camila Caro
Resulta que según pude leer en un documento del uruguayo Eduardo Gudinas, el BID piensa que el subdesarrollo está ligado a la riqueza en recursos naturales y es por eso que los países tropicales como Colombia son los más propensos a la pobreza y sobre todo a la desigualdad.
Para hacer esta afirmación, dicho organismo tiene como principales argumentos el hecho de que la acumulación de tierras por parte de pocas manos propicia la desigualdad, esto sumado a que las personas que trabajan la tierra normalmente no tienen acceso a la educación, por lo que se genera un estancamiento que por generaciones mantiene a estas personas al servicio de otras con mucho más poder y dinero que ellas, estancando así el desarrollo y perpetuando la desigualdad.
Sin embargo, "la mejor de todas" es el hecho de afirmar que la riqueza en recursos que siempre tiene la gente del trópico a mano, los ha hecho perezosos para el trabajo por la facilidad de suplir sus necesidades básicas sin gran esfuerzo, y por eso históricamente la gente que vive en torno al trópico se ha caracterizado por ser pobre y perezosa.
Estos argumentos me dejaron helada, porque de hecho si ustedes los miran con lupa, podrán ver que ninguno de ellos es completamente descabellado, por el contrario, son perfectamente lógicos y uno diría que sí, que por eso somos pobres.
Sin embargo, considero que no es este el tipo de razones en las cuales se pueden basar políticas internacionales, porque son limitantes y excluyentes, ya que parten del hecho de que a los latinos nos tocó en suerte nacer en este territorio y por eso nos debemos adaptar a la pobreza (que de hecho mucha gente vive adaptada).
Sin embargo, ya mirando la cuestión desde un punto de vista más local y crítico, es necesario reconocer que hay poblaciones de nuestro país que cumplen con estas características: bajos niveles de educación entre las personas que trabajan el campo, y sí, también pereza.
El punto es ¿nuestra pobreza y desigualdad se debe sólo a eso? ¿es ese un argumento que deba anteponerse ante las políticas que promueven el desarrollo?
Yo respondería que NO a ambos cuestionamientos, porque la historia de un país como el nuestro no sólo está determinada por estas características. Sin embargo pienso que de tenerlas en cuenta no es para partir de ellas como una limitante, sino como un saber previo que nos permite saber qué es lo que de entrada debe ser combatido por nuestras políticas nacionales.
Así, con tanta claridad sobre las limitaciones culturales que poseemos, hace rato debimos haber descentralizado las oportunidades de educación y en general de desarrollo para llegar a estas zonas que como ya tenemos claro, son el nicho del analfabetismo, por ende la pobreza y por ende, la violencia.
La pregunta fundamental es ¿somos sujetos capaces de cambiar la realidad o somos objetos de la pobreza? la respuesta del BID parece ser clara, falta que nosotros definamos la nuestra.
Laura Camila Caro
3 comentarios:
Me parece que las razones que expresas son justamente comodines que saben usar los políticos de aquí.
Su falta de gestión con las poblaciones menos favorecidas y los demás artilugios de corrupción que tejen bajo la mesa fácilmente se camuflan con la inexorable posición de subdesarrollo del país.
Pobreza, que no sólo económica; también somos pobres de mente y de valentía para romper los tirantes con que nos manejan. Y ahí sí, no hay BID que valga para eso.
Muy buen artículo; te felicito :D
Me gusta cuando hablas de limitantes y determinantes, eso es lo que buscan agentes tan poderosos como el BID, que necesitan de países pobres como el nuestro. Limitarnos a su ayuda y esclavizarnos por nuestra incapacidad y pereza de desarrollarnos.
Laura María Trujillo
Hola Laura y Camilo,
Desafortunadamente todo parece indicar que la pereza no es solo de los habitantes, sino también de los gobernantes que prefieren tomar estos saberes previos que hay sobre nuestra idiosincrasia, para negarnos posibilidades y no para promover el combate de estas características en busca de mejores oportunidades de desarrollo para la gente.
Gracias por comentar :)
Laura
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