Desde mi época de estudiante en la misma Facultad, pude ver muchas personas discapacitadas en diversos departamentos de la Universidad, pero nunca en la mía. En algún momento penséq ue no los admitían porque las comunicaciones requieren especial despliegue técnico que posiblemente no estarían algunas personas en capacidad de ejercer. Tal vez por eso me sorprendió mucho cuando me anunciaron que Juan sería estudiante mío en el curso de Taller de Medios I, que tiene como uno de sus ejes principales la creación de un sitio web.
Juan me inspiró a investigar sobre formas de enseñarle y de que él accediera al menos en parte a los mismos conocimientos que sus compañeros y por esta vía llegué a un evento sobre Accesibilidad web en una sede del Servicio Nacional de Aprendizaje SENA en Bogotá.
Una de las conferencias sobre accesibilidad, fue dictada por la persona encargada del plan de Articulación del programa Gobierno en Línea. Este personaje hablaba de cómo el gobierno nacional propende por la Accesibilidad Universal (ojo, Accesibilidad no es lo mismo que Acceso), para que personas con cualquier tipo de discapacidad o necesidad especial, puedan acceder democráticamente a los contenidos en la Red.
Una de las estrategias “maravillosas”que exponía como una forma de facilitarle la vida a las personas gracias aInternet, era la famosa PILA o Planilla Única, que ha obligado a miles de personas a tener un primer traumático encuentro con la Red.
Lo curioso, fue que esa misma noche en una reunión familiar, una tía docente de preescolar, me explicaba que sus colegas profesionales se veían superadas por la tecnología a la hora dehacer la PILA o resolver cualquier trámite por Internet.
Retomando un poco a Mafalda, mi filósofa de cabecera, pienso que en nuestra sociedad para un altísimo porcentaje de la población Internet es como la sopa para los niños.
Nuestros gobiernos, así como nuestros padres en la infancia, simplemente decidieron que la sopa o en este caso las TIC, eran por alguna razón buenos para nosotros. Unos y otros agotan dinero y explicaciones en uno y otro plato, una y otra estrategia para hacernos comprender que es esa y no otra cosa la que necesitamos. Pero ni unos ni otros logran nunca que aceptemos de buena gana que es así.
Como la sopa de la infancia muchas personas en Colombia toman aire y se aprietan la nariz para sentarse en el computador a hacer una tarea obligada, sacar un certificado de la Procuraduría o hacer la famosa PILA.
El error
A Pepito nunca el papá le pregunta ¿por qué no le gusta la sopa?, y a don Pepe el vendedor de frutas, nadiel e ha preguntado nunca ¿por qué le tiene pereza a Internet? ¿Cómo le gustaría aprender?
Tanto los gobiernos como los padres, han decidido qué es lo mejor y no involucran a sus hijos en las decisiones. Además, están seguros de que el argumento importante y definitivo es el que ellos tienen y que con eso les debe bastar a los demás. Pero así no debería ser la cosa.
Las personas tienen incertidumbres, dudas y temores frente a las TIC (y sí, también frente a la sopa) y nadie se las está resolviendo. La única respuesta es la voluntad de que todos estemos en la gran Red, de que todos estemos conectados y de que todost engamos que entender y adorar el loco y vertiginoso avance de las TIC. Así,muy difícil.
El gobierno puede ponerle el plato a la gente y enseñarle a comer, pero no pueden hacerle dar apetito y mucho menos gusto por la sopa.
¿Entonces qué hacer?
Desde mi humilde punto de vista, ha hecho falta preguntarle a la gente por sus temores, por sus deficiencias conceptuales y por sus necesidades antes de imponerle la herramienta como una panacea, y peor: como una panacea obligatoria.
De otro lado, si estamos pensando en las TIC como vehículo de desarrollo por la vía de su adopción y domesticación, deberíamos ponerlas en su lugar: como medios mas no como fines. Si nuestros gobiernos fueran coherentes y empezaran por el desarrollo individual (a escala Humana dirían Max Neef y Elizalde) no estaríamos ya en el camino de estrategias para que la gente aprenda a leer por Internet, porque tiene que asumir la Sociedad de la Información cuando aún no puede acceder ni a la información más básica.
Es necesario que nuestros gobiernos comiencen por entender que no todas las personas van a hacer el mismo uso de la Red y que es necesario que antes de verse obligadas a estar allí, entiendan cómo pueden aplicarla a sus propias vidas y no para tener la vida de los demás.
Es decir, no podemos esperar que una persona del campo busque en Internet lo mismo que buscamos nosotros y el verdadero logro no estaría en que sus dinámicas se asemejen a las de un ingeniero o un desarrollador, sino en que puedan apropiar o domesticar esa Red para las cosas que siempre hacen y en las que son verdaderos expertos.
Y Juan…
Volviendo a Juan, el inspirador de toda esta reflexión, sería muy ambicioso pedirle que trate de aproximarse al trabajo que hacen sus compañeros con herramientas de diseño web. Sin embargo, juntos descubrimos que él puede hacer mucho por sí solo por medio del código HTML y en ese proceso se encuentra.
Hay que reconocer, que es más difícil tomar a cada estudiante por su lado y según sus dificultades plantear estrategias específicas, pero eso es lo que tienen que hacer nuestros gobiernos: tomarse el trabajo de ver que los contextos y necesidades de las personas no son iguales, aunque el fin sea el mismo para todas.
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