martes, 31 de agosto de 2010

Opciones y decisiones

Hablemos de opciones

Desde muy pequeña vi a mi familia entrar y salir de la universidad, pude asistir al grado de mis padres y de mis tíos y entendí cómo para ellos tener una carrera profesional era una prioridad. No sabía qué era lo que quería estudiar, pero sabía que tenía que pasar por una universidad. Por eso, tal vez, nunca en la vida contemplé otra opción diferente para mi futuro.

Probablemente, para el mundo entero cuando una mujer se gradúa del colegio haya opciones variadas: trabajar, montar un negocio, casarse, tener hijos o... entrar a una universidad. Pero en mi universo personal, yo solo contemplaba una opción y tal vez por eso, me esforcé por ella. De lo contrario, hubiese caído en el vacío y francamente, a estas alturas del paseo sigo pensando que no hubiera sabido qué hacer.


¿Pero a qué voy con eso? Para explicarlo hablemos de decisiones

Durante estos últimos días violentos y difíciles en Medellín, que no se diferencian en mucho de los días violentos y difíciles que siempre ha habido y la prensa no ha mostrado, han salido a la luz pública los problemas de siempre: las bandas emergentes, la gente que no colabora con la policía, la pobreza y la falta de educación. Claro, ante la pobreza y la falta de oportunidades surge la violencia y luego las mamás encubren a sus hijos y las comunidades deciden apoyar a "los suyos" porque "son los suyos así sean malos", literalmente.

Desde hace tiempo ese tipo de rasgos culturales de nuestra sociedad me cuestionan mucho ¿por qué los jóvenes deciden meterse en grupos armados? ¿por qué las comunidades deciden encubrirlos aunque sepan que son un peligro incluso para ellas mismas? ¿por qué las mujeres deciden vivir con hombres que les pegan? ¿por qué las jóvenes asumen como estilo de vida ser madres solteras o esposas de matones? ¿por qué?

Y hace poco llegué a la conclusión de que se trata de una cuestión de opciones. Así como cuando mi entorno me hizo creer que la única opción viable era ser profesional, el entorno de otros le muestra otros caminos mentales. Entendí que las opciones no son los diversos caminos concretos que se pueden tomar en un momento dado, sino esos lugares que en nuestro imaginario creemos que podemos y/o queremos alcanzar.

En palabras más simples, si una niña crece viendo que en su entorno las mujeres tienen como meta única conseguir un esposo que las mantenga y no hay otro estímulo suficientemente poderoso (interior o exterior) que le haga pensar lo contrario, lo más seguro es que finalmente lo termine asumiendo como su propia opción, aunque se le diga que técnicamente puede elegir otros caminos.

Recuerdo que cuando salí del colegio, uno de los compañeros más vagos pasó a la Universidad Nacional, lo cual fue una sorpresa para todos y una dicha para él. Al año siguiente me lo encontré borracho en una calle en la Feria de las Flores y le pregunté por la universidad, a lo que me respondió "me salí porque me di cuenta de que eso no era para mí, eso es para los nerdos". En este caso, él tenía la opción concreta de estudiar en la universidad, pero no tenía la opción mental.


¿Y todo esto para qué?

Esta sociedad cree que "dar opciones" es abrir cupos en el SENA, regalar subsidios u ofrecer créditos para montar microempresas. Pero nunca se ha puesto a pensar que las opciones no se entregan en un papel con el logo de la Alcaldía, sino que se construyen en procesos largos de educación y creación de cultura.

Procesos en los cuales se pueda lograr que haya más confianza en el futuro y en las propias capacidades, en los que todas las personas sientan que hacen parte de la construcción de una sociedad y no que sobreviven a ella. Evidentemente estos procesos son mucho más difíciles, pero son los únicos que le pueden dar un giro a este país que más que de acciones, necesita cambiar primero de actitud.

No pienso que todos tengan que ir a la universidad, pero sí sería muy bonito que los jóvenes de Medellín y de todo Colombia, tuvieran un universo de opciones que les permitiera tomar decisiones diferentes a la violencia o a ser padres de muchos hijos antes de los 20 años. Y que las madres tuvieran más opciones que esconder a los hijos debajo de la cama, hasta que la policía o los vecinos de la loma del frente, vengan y los maten.

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UN EPÍLOGO SENTIDO

La diferencia entre una persona rica y una persona pobre no es la cantidad de dinero que posee, sino la variedad de opciones mentales que le pueden permitir tener una mejor calidad de vida y la capacidad para elegir la mejor.

En mi urbanización hay un portero que vive con un sueldo mínimo, pero que con su esposa rebusca y ahorra. En los años que lo conozco he visto la manera cómo ha criado a sus dos hijos, llenándolos de opciones. Este personaje, un día me habló de que estaba ahorrando para comprarles un computador y agregó: "es que yo no soy pobre, simplemente no tengo plata".

martes, 3 de agosto de 2010

El país que me tocó querer

País de mierda, una frase de cajón que se le sale a alguno porque ganó las elecciones el que no quería(mos), por los falsos positivos, por la gente que se muere en la puerta de los hospitales, por los taxistas, las carreteras, el tráfico y hasta por Jota Mario y Jorge Barón. Después de proferida ésta frase, por lo general viene otro que contesta con"a mi país no me le diga así" o "si hablamos mal de Colombia ¿cómo esperamos que hablen bien de nosotros afuera?", expresiones casi tan comunes como la que inicia la discusión.

Personalmente de un tiempo para acá lo único que se me ocurre cuando escucho semejantes cajonazos*, es emitir un suspiro, probablemente de decepción, pensando en que efectivamente éste país no está como para defenderlo.

Ésta es la parte del texto en la que algún lector frunce el ceño. Pero antes de que termine de pensar en la palabra "apátrida" déjeme le explico porque nuestro país es indefendible, depronto hasta se da cuenta de que el apátrida es usted.

Yo no defiendo a Colombia, porque pienso que ese concepto común que existe de éste país es indefendible. No podemos admitir que somos el país más feliz del mundo mientras millones de personas aquí padecen hambre y frío; ni asegurar que somos pujantes y "echaos pa' elante" en una sociedad gobernada por la corrupción y la cultura del atajo.

Por eso pienso que la manera más adecuada de querer esta patria en este momento de la historia es siendo consciente de que atravesamos por un momento complicado (muy complicado), mas no escondiendo los problemas con zalamería y patrioterismo.


Un concepto acomodado de país

Hablando de frases gastadas, hay otra que reza: aceptar el problema es el primer paso, la cual aplica perfectamente a la mayoría de los padecimientos, incluyendo una crisis de país. Lo que nos impide ver con claridad ese concepto de aceptar el problema aplicado a nosotros es que frecuentemente tenemos un concepto muy conveniente de "país", es decir, que nos asumimos como parte de él en la medida en que ésto nos convenga.

Es así como nos sentimos orgullosos cuando un colombiano gana algún premio internacional o triunfa en algún deporte, como nos limitamos a criticar al Estado por las decisiones políticas que nos afectan o como nos sentimos indignados cuando hablan mal de nosotros en el extranjero. En esta imagen de país, siempre hacemos parte de ese grupo de colombianos cálidos y pujantes que triunfan y rechazamos a esos que nos hacen quedar mal.

Ante esa línea delgada que en nuestro imaginario separa a "ellos" (los colombianos que hacen mal las leyes, los violentos, quienes cometen las infracciones) de "nosotros" (los colombianos 'de bien', los pujantes, los buenos ciudadanos), es muy difícil que alguien asuma esa posición de aceptar que se está enfermo. Pero lamento informarle estimado lector, que ese que "se porta mal" también es legítimamente colombiano y que usted para los demás, también está en ese grupo de "ellos".

Si repasamos el concepto de país (yo personalmente lo hice en Wikipedia), tendremos claro que técnicamente, en ese mismo concepto estamos incluidos todos, desde los que aguantan hambre en esos municipios que no conocemos ni por el nombre, pasando por usted y por mí y hasta el presidente, todos con nuestras respectivas embarradas. Bueno pero ¿para qué insistir en algo tan básico? Precisamente porque a la larga no es tan básico, desde que vivamos lavándonos las manos y jurando y perjurando que vivimos en el paraíso, lo que directamente nos obliga a ignorar que si "algunas" cosas no funcionan es porque todos los colombianos, inclusive usted y yo, tenemos un problema.

Entonces no me venga con que "los buenos somos más" ni con excusas mediocres para las carencias que tenemos. Haga el ejercicio, acepte que usted también tiene un gravísimo problema. Porque los problemas de Colombia son su problema, porque finalmente todo eso termina afectándolo de alguna forma y porque igual que cuando ríe y celebra, cuando éste país llora, usted también es Colombia.


Sobre soluciones

Teniendo claro ya que todos tenemos un problema, el tema de las soluciones aparece mucho más evidente de lo que podría pensarse. Es común que critiquemos a los gobernantes porque toman decisiones que solo le convienen a ellos, pero piense ¿en su pequeña escala usted también toma decisiones que solo le convienen a usted mismo? en la oficina, en la casa, hasta en la cocina y en el baño (claro, también hay que ahorrar agua) ¿usted piensa como ciudadano de un país?

Viéndolo desde esta perspectiva y multiplicándolo por las miles de personas que toman decisiones solo para sí mismos y sus familias, podemos ver claramente que así como los problemas, las soluciones tampoco dependen solo del gobierno, ni de los demás. Todos tenemos un poquito de problema y un poquito de solución en las manos.

Por eso NOS critico, por eso no defiendo a este país en el que yo también estoy, el cual a pesar de las cualidades que tanto resaltamos de su gente, no ha podido salir de la olla en estos 200 años.

Colombia NO es el país en el que me tocó vivir, si me quisiera ir ya hubiera buscado el modo. Colombia es el país que me tocó querer, porque acá nací y crecí y ese vínculo es tan irrompible (para mí) como el de la familia. A la familia uno no la escoge pero aprende a querer lo mejor de ella y luego se despeluca por hacer lo más que pueda para sacarla adelante.

Si a usted solo "le tocó nacer" o "le tocó vivir" en éste rincón del mundo, por favor ignore este post. Pero si como yo, se siente instado a quererlo, sea realista, ayude y no le sume peso a la carga.

Yo por mi parte, me niego a defender esta patria rota, a ignorar sus dolores y a esconder sus defectos, porque la quiero tanto que sería incapaz de seguir adelante a ciegas, ignorando que eso que yo llamo "Colombia" tiene mucha gente que pasa malos ratos por la pobreza, el hambre y la violencia, que son más largos y profundos que los pocos, superfluos y efímeros segundos de felicidad que nos dan los colombianos que triunfan.

Sólo así, viendo los problemas que tenemos y los errores individuales que sumo como ciudadana, puedo hacer algo por solucionarlos. Ahora sí, bien pueda, si quiere puede decirme "apátrida" por no decir que vivimos en el paraíso.


Epílogo

Todas esas cualidades que tiene Colombia, a saber: pujanza, alegría, honestidad, calidez, ganas de trabajar, hermosos paisajes, diversidad cultural y el largo etcétera que usted ya conoce, solo van a servir de algo el día que sean suficientes para salir de la olla. Mientras tanto son accesorios hermosos y herramientas individuales para los que salen adelante solos.

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*Cajonazo: acción o efecto de golpear con un cajón o en su defecto, de proferir una frase de cajón.