domingo, 8 de marzo de 2009

Mis deseos para el día de la mujer

Paradójicamente en este momento me siento mucho más agotada que otros domingos en teoría menos especiales, y en medio de mis cavilaciones sobre el día de la mujer sólo se me ocurre pensar cómo hubiera sido mi vida si hubiera nacido en otra época.

Tal vez si hubiera nacido hace un siglo, no hubiera tenido la opción de estudiar para ser profesional, pero al menos hubiera tenido un solo oficio y un solo horario: el de ama de casa. Así no tendría que salir con urgencia a apagarle los incendios a todos los clientes.

Tal vez, si mis padres no me hubieran dejado elegir a mi pareja, hubiera querido ser monja, negándome entonces a muchos placeres de la vida, pero al menos tendría garantizadas las horas de sueño fijas diarias.

Seguramente no tendría el derecho de usar faldas cortas, pantalones apretados ni escotes, pero tampoco estaría obligada a luchar contra la comida para tratar de mantenerme delgada, ni pelear contra el paso de los años en mi cuerpo.

Sin embargo, lo que tengo no está tan mal, ahorro maltratos y obligaciones no solicitadas a cambio de un horario triple de trabajo, una carga de complejos ridícula y cuatro horas de sueño diarias.

Reivindico mis derechos y decido que aún no quiero casarme ni tener hijos, pero igual tengo que mantener las uñas y las manos impecables aunque tenga que lavar los platos varias veces al día.

Así, no me sirve el día de la mujer, no me interesa. Porque en lugar de reducir cargas para mí han aumentado, avanzando por el mismo camino de todas las que elegimos ser mujeres modernas, tener objetivos y logros, pero también mucho cansancio y unas grandes ojeras.

Ojalá muchos hombres hubieran tomado con nosotras la decisión de avanzar, pero no, y lo único que hemos logrado es tener la carga vieja sumada a la carga nueva ¡y lo peor es que a algunas todavía les pegan!

Si pudiera decirles que quiero de regalo de día de la mujer, lo haría: deseo levantarme por esta semana siendo hombre para poder encontrar al amanecer mi ropa planchada y limpia para salir a trabajar, mi desayuno caliente sobre la mesa, y salir a la calle sin pensar si el maquillaje que llevo está impecable.

Me encantaría salir a la calle sin pensar en los asquerosos piropos groseros ni en los incómodos zapatos que debo soportar todo el día, y llegar por la noche a recostarme a ver fútbol mientras una mano fantasma pone la comida junto a mí.

No quiero generalizar, pero esta es la vida que me toca a mí, y al menos para mí (y sé que para muchas otras) ese sería el mejor regalo.

Todo esto, no lo digo a modo de queja, sino de invitación: señores machos, antes de regalar una grosera rosa, aprovechen este día para reflexionar sobre nosotras y sobre lo que hacemos por ustedes.

Cansada,

Laura Camila Caro Salcedo

7 comentarios:

Alexander Torrenegra dijo...

Hola Laura!

Pues te cuento que toda mi vida he sido hombre y, a pesar de eso, no encuentro en las mañanas la ropa planchada ni mi desayuno caliente. Uso ropa que no se arruga y como ceral frio camino a la oficina. Cierto si es, que no me preocupo del maquillaje... ni del mio, ni el de las mujeres alreadedor de mi. Prefiero admirar la belleza de una mujer sin pintura en el rostro.

La mujer que amo no la amo por los desayunos que hace, ni por la forma en que plancha, y mucho menos por la forma en que se maquilla. La amo por su ser, por lo que me enseña, por el apoyo que me da, y por que es el mejor ser humano que he conocido. A ella, cuando la tengo al lado mio, le regalo rosas, margaritas, claveles y muchas otras flores.

Si tu vida te exije plancharle a alguien, cocinarle a alguien, y maquillarte para alguien, la solucion no esta en cambiar de sexo y odiar las rosas. La solucion es cambiar radicalmente tu vida.

Alexander Torrenegra dijo...

Hola Laura!

Pues te cuento que toda mi vida he sido hombre y, a pesar de eso, no encuentro en las mañanas la ropa planchada ni mi desayuno caliente. Uso ropa que no se arruga y como ceral frio camino a la oficina. Cierto si es, que no me preocupo del maquillaje... ni del mio, ni el de las mujeres alreadedor de mi. Prefiero admirar la belleza de una mujer sin pintura en el rostro.

La mujer que amo no la amo por los desayunos que hace, ni por la forma en que plancha, y mucho menos por la forma en que se maquilla. La amo por su ser, por lo que me enseña, por el apoyo que me da, y por que es el mejor ser humano que he conocido. A ella, cuando la tengo al lado mio, le regalo rosas, margaritas, claveles y muchas otras flores.

Si tu vida te exije plancharle a alguien, cocinarle a alguien, y maquillarte para alguien, la solucion no esta en cambiar de sexo. La solucion es cambiar radicalmente tu vida.

Laura Caro dijo...

Hola Alexander,

¡Qué rico que tu vida sea así! personalmente creo que hay hombres que han evolucionado más rápido que otros y eso lo compruebo cada vez que conozco a alguien como vos. Afortunadamente mi novio es como vos, de hecho cocina mejor que yo (y creo que eso me depara un buen futuro).

Sin embargo cuando uno tiene, sólo por poner un ejemplo, hermanitos criados a la antigua o casas muy grandes en las cuales colaborar, es muy complicado (te lo aseguro) y en mi caso como en el de muchas otras mujeres, el costo de ser una dizque "mujer moderna" es altísimo.

Cuando escribo este post, no sólo lo hago en nombre mío, sino en el de mi madre, mis tías y muchas otras mujeres que seguimos luchando contra un mundo lleno de paradigmas que nos exige muchas cosas ridículas contra las cuales a veces tenemos la fuerza de luchar, pero otras tantas nos toca simplemente seguir la corriente.

En el momento de hacer esta reflexión, pienso en mi cansancio físico pero también en el mental que me produce estar en el mundo en el que estoy, tan competitivo y complejo.

Sin embargo, a pesar de los agotadores días como este, sigo teniendo la vista en la meta de cambiar radicalmente mi vida, y ojalá otras también pudieran.

Laura

Anónimo dijo...

Esto fue muy interesante. Me encantó la lectura

Anónimo dijo...

He intención de publicar algo como esto en mi página web y me dio una idea. Saludos.

Anónimo dijo...

Esto fue muy interesante. Me encantó la lectura

Anónimo dijo...

Vivimos en una ciudad agitada, es normal el agotamiento. La idea es que hacer para cambiar ese estilo de vida que nos imponen como molde y en la cual estamos todos siendo arastrados.

Muy bien el blog...y bueno los comentarios.