Esta tarde mientras recorría un almacén, presencié una escena que me resulta bastante común y hasta familiar: un niño de unos 4 años lloraba a gritos y sacudía pies y manos exigiendo algo de sus padres ¿cómo voy a negar que en algún momento hice yo lo mismo? De hecho creo que cualquier persona con dos dedos de frente lo concibe como algo normal a esa edad.
Pues bien, el padre del niño visiblemente avergonzado por el escándalo le propinó varias palmotadas en un bracito a lo que el niño respondió llorando aún con más fuerza y evidente dolor, mientras con su otra manito sujetaba el lastimado brazo.
Soy perfectamente conciente de que lo que ví no es nada nuevo, y de hecho la escena de los golpes al niño se me hace bastante conocida y repetida, el punto es: ¿voy a aceptar que sea normal?
Creo que en esto está el punto, de nosotros depende de si permitimos que esto se convierta en una conducta normal y personalmente creo que es irresponsable que nos acostumbremos a estas escenas.
Tal vez, los padres piensan que a los hijos hay que reprenderlos y que esto compete sólo a su vida privada y que nadie puede inmiscuirse en estas situaciones familiares. Yo por mi parte considero que cuando se lastima a un niño, se crea una mala persona no para la familia, sino para el mundo. En consecuencia es responsabilidad de todos, desde el espacio que podamos ocupar en esta sociedad, evitar al máximo este tipo de maltratos.
Ojo papás, que eso sí les duele.
Laura
sábado, 21 de febrero de 2009
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1 comentarios:
Las pataletas siempre han existido y seguirán existiendo, lo importante es saber manejarlas adecuadamente y eso empieza desde la casa. Tienes razón, no es bueno lastimar a un niño pero a veces las "pelitas" son necesarias, otra cosa es el abuso.
Vivo en un pais donde los niños practicamente no son reprendidos, donde no hay consistencia para los castigos y eso genera confusión en los niños y al final ni saben que hacer - por eso se comportan cada vez peor-. Pero al mismo tiempo, ha generado que los padres no sean respetados, que las autoridades les den demasiado poder a niños que aún no saben lo que es bueno o malo (al menos no del todo) y al final esos niños se vuelven unos adolescentes malcriados, desagradecidos y que creen que todo se lo merecen; los mismos que matan al papá, la mamá y los hermanitos porque no los dejaron ir a un paseo o no les compraron el último I-Phone.
Todos los extremos son malos, estoy de acuerdo contigo: no debemos acostumbrarnos al maltrato, pero tampoco a la permisidad absurda. En Colombia, aún estamos bien con eso, estamos aún en un término medio. Lo que el sujeto hizo con el niño de 4 años fue maltrato sin lugar a dudas y se nota que no tiene ni cinco de idea de como controlar a su niño (o amaestrarlo diría yo, soy mamá y sé de que te hablo).
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