Amo el campo. Hace meses sueño con irme a vivir a un municipio cercano en donde el aire sea más limpio, haya menos ruido y pueda desplazarme en bicicleta sin afanes, embotellamientos, ni accidentes de tránsito.
Sin embargo, ni en mi fantasía más loca he soñado que el campo se venga para la ciudad, creo que mis dos dedos de frente me dicen que eso sería un caos, porque el campo debe estar en el campo, y la ciudad debe estar en la ciudad. Lo que me preocupa es que parece que la administración de Medellín no sabe eso: vamos a darles un poco de clase al respecto:
Nivel uno. Los pueblos tienen espacio
Sí, aunque Medellín sea muchísimo más grande que muchos de sus municipios aledaños, cualquiera de ellos tiene más espacio. Espacio para tomar una calle alterna si se bloquea una, espacio para respirar aire limpio, espacio para huir de un borracho o borracha que quiera manosear a una niña, espacio para salir corriendo si ponen a las dos cuadras un estruendoso tablado de una música que a uno no le gusta.
Nivel dos. En los pueblos todos son vecinos
En los municipios, cuando son pequeños, toda la gente se conoce. Así que no es problema si algunas personas, incluído el médico del pueblo, deciden tomarse un día de descanso para ir a tomarse unos aguardientes y levantarse tarde y enguayabado todo el día. Si en Medellín un médico, un administrador o hasta el mismo alcalde se ponen la ciudad de ruana, pueden pasar verdaderas tragedias (como las que realmente pasan).
Nivel tres. Mucho ojo: En los pueblos viven los Caballos
En los pueblos los caballos andan por las vías que se llaman "de herradura" por alguna razón no casual. En los pueblos hay árboles, por eso ni los animales, ni las personas se tienen que quemar por el abrasador sol. Por eso las cabalgatas se las inventaron en los pueblos y para los pueblos, no para las ciudades, en donde entre el asfalto y el sol acaban con los caballos y los animales que los cabalgan.
Considero, que si la administración de esta ciudad tomara este breve y productivo curso, vería que la Feria de las Flores es una tradición ¡claro! pero de cuando esta ciudad era un pueblo, o al menos del tamaño de uno, porque las costumbres son iguales.
Ser "pueblerino" como mal se usa en este país, no debería ser un insulto. El verdadero error de esta gente es estar fuera de lugar, buscando un pueblo en donde intentan que haya una ciudad. Interrumpiendo la esforzada rutina de las personas que sí están en donde deben estar y sometiendo a unos animales sacados a la fuerza de su verdadero lugar, a donde muchos ni siquiera vuelven.
Lo más patético es seguir apegados a logísticas anacrónicas y desatinadas, solo por revivir tradiciones, como cerrar una vía arteria para facilitar el paso de animales en medio de su propia tortura, cuando estas costumbres podrían rememorarse de otro modo. Es particular que la misma ciudad que destruye su patrimonio arquitectónico "en pos del desarrollo", insista en celebrar sus tradiciones de la manera más impertinente aún contra su ritmo normal de crecimiento ¡Qué maravilla de cultura esta!
La administración de Medellín debería definirse, a ver si se queda siendo pueblo (con todas las de la ley) o si por fin decide convertirse en ciudad.
martes, 4 de agosto de 2009
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