Esta noche leí un post donde Jorge Montoya nos comparte una lista de sus placeres sencillos. Al hacerlo, descubrí que llevo un buen tiempo meditando sobre mi propia lista y haber leído la de otra persona sólo consiguió que ésta se desbordara de mi cabeza y me condujera, como hace tiempos no me pasaba, al placer de escribir con una enorme urgencia de hacerlo. En fin, aquí va:
- Ver la luz del sol entre las hojas de los árboles
- Cantar a todo pulmón, con voz voluntariamente desafinada
- Llorar viendo una película
- Llorar de felicidad o de risa
- Escuchar las ocurrencias de los niños pequeños
- Cocinar pastas de tornillitos
- Sentarme con los pies montados en la silla
- Mirar las luces de la ciudad por las noches
- Mirar las estrellas y pensar que el Cinturón de Orión me pertenece
- El olor del frío de la noche en Bogotá y el olor del jazmín de noche en Medellín
- Ver el paisaje cuando viajo por carretera
- Conversar por horas sin sentir el paso del tiempo
- Encontrar la palabra precisa en el momento preciso
- Escribir cuando me surge la urgencia de hacerlo
- La complicidad: una patadita debajo de la mesa, un guiño, un gesto
- Las veces que mi mamá utiliza algún término juvenil/coloquial aprendido de mi hermano y de mí
- Contar historias, aunque sepa que los demás no quieren escucharlas y escribir, aunque sepa que nadie va a leer
- Reírme y sonreírme a solas
- Sentir mariposas en el estómago y verlas recorrer mi espalda
- La extraña nostalgia que siento al terminar un libro
- Un café caliente
- Encontrar el número 22 en todo
Y reservo un lugar especial a mis placeres más amados:
- Ver y oler la lluvia
- Escuchar la misma canción durante horas
- Despeinarme
- Bailar
- Andar descalza
- Despeinarme bailando descalza
- Los cielos azules, los cielos grises, pero fundamentalmente los atardeceres rojos, anaranjados, amarillos
Uno se pasa la vida soñando con grandes cosas, pero si nos fijamos, incluso la felicidad de los grandes logros está realmente en los detalles que los acompañan. He ahí la maravilla de una vida sencilla.
Epílogo
Tras terminar mi lista recordé un fragmento de El Principito:
"Las personas mayores aman las cifras. Cuando les hablas de un nuevo amigo, jamás te preguntan sobre lo esencial. Jamás te preguntan: '¿Cuál es el sonido de su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Colecciona mariposas?'. En cambio, indagan: '¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos son? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?'. Solamente entonces creen conocerle."
Este fragmento me recuerda que a veces en el afán de construirnos un futuro y una vida de adultos nos convertimos en esas "personas mayores" e ignoramos involuntariamente las cosas simples, las esenciales. Como que lo valioso de un trabajo son las pequeñas satisfacciones y las risas con los compañeros; como que lo maravilloso de una casa no es su valor o sus acabados, sino los momentos que vivimos en ella; como que los pequeños incidentes de la vida se terminan convirtiendo en anécdotas y cuando nos sentimos plenos acabamos disfrutando el camino más que el destino mismo.
4 comentarios:
Hola laura, acabo de sentir algo extraño leyendo tu lista, y es que yo tengo la mia que coincide asombrosamente en chispas con lo que te sonrie.
Que bueno, que nos inspiremos y conspiremos. http://kachearen.blogspot.com/2012/02/pinto-sonrisas.html
Se nos olvida con el tiempo lo realmente importante!
Se nos olvida con el tiempo lo realmente importante!
http://locuralibre.blogspot.com.ar/2016/03/la-vida-facil.html
Gracias :)
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