Hoy me encontré en una de mis redes sociales una imagen que llamó mi atención y con la cual me identifiqué de inmediato. En ésta, una mujer miraba seria y fijamente a la cámara y junto a ella una frase enunciaba: "Nunca arriesgaré mi salud por alcanzar un estereotipo de belleza".
Luego noté que ésta imagen hacía parte de un álbum titulado "Mandamientos de la mujer" y continué observando todos los demás. Lo curioso, es que una vez le dí la vuelta al álbum completo y llegué a la imagen por la que había comenzado, mi sentimiento hacia ella cambió, me di cuenta de que esa misma frase vista con ojos de "mandamiento" era diferente y me llevó a preguntarme: ¿entonces quienes decidan someterse a una cirugía riesgosa para alcanzar un estereotipo, son menos mujeres que yo? En ese momento comprendí que cuando vemos las cosas con cara de obligación, de regla, o de "mandamiento", cambian completamente.
Siguiendo las imágenes, encontré que hacían parte de una iniciativa de la marca de ropa interior Vicky Form, que tenía como objetivo recoger aportes de cientos de mujeres para "encontrar las nuevas reglas por las cuales queremos regirnos y comportarnos" y debo decir que aunque me parecen loables tanto la intención como los aportes de las mujeres que participaron, al dar con ellos tuve algunos sentimientos encontrados que expreso a continuación.
De "mandamientos" y libertades
"Libertades", ese concepto tan difuso y a la vez tan indispensable por el que tantas mujeres lucharon a lo largo de la historia. Libertad para votar, trabajar, vestir, amar, estudiar, creer, crear y muchas otras posibilidades de las que muchas damas no son conscientes y que aún muchas otras aún no han obtenido a pesar del cambio de los tiempos y de los enormes esfuerzos. Tanto que nos falta por decir y aprender acerca de las libertades femeninas y aún así ¿resultamos hablando de nuevas reglas?
A mi modo de ver, es absurdo que hayamos luchado tanto por libertades para que ahora en lugar de hablar en clave de "derechos", lo estemos haciendo en clave de "mandamientos". Con campañas como ésta, el mensaje que se envía no es que las mujeres somos libres, sino que ahora tenemos obligaciones diferentes frente a la sociedad.
Algún lector podrá decir que se trata sólo de una cuestión de lenguaje pero que el objetivo sigue siendo expresar los derechos que para nosotras son indispensables. Sin embargo, opino que en casos como éste el lenguaje es realmente expresión del sentir de un sector de la sociedad: que la mujer contemporánea debe estar a la altura de los derechos obtenidos y tiene que comportarse obligatoriamente en consecuencia con ellos.
Que si las feministas lucharon para que pudiésemos trabajar, tenemos la responsabilidad de hacerlo; que si hemos ganado libertades sexuales, tenemos que hacer uso de ellas, o que el hogar no puede ser el centro de nuestras vidas, por poner algunos ejemplos. Pero si una mujer desea ser ama de casa, si desea vivir conforme a determinados dogmas que aprendió, si decide que el hogar sea el centro de su vida ¿no tiene también la libertad de hacerlo?
No podemos caer en el error de confundir la lucha por obtener nuevas libertades, con el esfuerzo por llevarle la contraria a todas las obligaciones de las cuales hemos ido logrando desligarnos a lo largo de la historia. La libertad está profundamente ligada a la diferencia, a la individualidad, por eso no es justo que nos permitamos nuevas normas, nuevos mandamientos que busquen uniformarnos otra vez, aunque sea en el lado opuesto.
Yo, personalmente, admiro a la mujer que por voluntad propia decide dejar su trabajo para dedicarse a sus hijos, así como admiro que a la que decide no casarse y pasarse la vida recorriendo el planeta; respeto a la mujer que decide hacerse una lipoescultura aunque sepa que corre un riesgo, igual que a la que se pasa la vida entera en tenis y sin una gota de maquillaje. Nosotras, siempre que lo hagamos con plena convicción, tenemos derecho a decidir cuáles son las libertades y responsabilidades que asumimos frente al mundo que nos rodea y no por eso somos más o menos mujeres.
Por ser mujeres no estamos obligadas a ser sumisas o a vivir bajo represión, pero tampoco bajo la presión social de tener que asumir unas normas nuevas por mucho que otras las hayan luchado. Nosotras tenemos el derecho a decidir por voluntad propia en dónde está nuestra realización personal y así como hace décadas hubo quienes lucharon para deshacerse de las presiones existentes, yo exijo hoy ¡por favor, no nos pongamos presiones nuevas!
Desde mi punto de vista, esta campaña sería ideal si no hablara de "Los 10 mandamientos", sino de "Las 10.000 libertades" y comenzaría por cambiar la frase que mencioné al comienzo, transformándola en una libertad y no una obligación: "Soy libre para amar mi cuerpo tal y como es, más allá de los estereotipos de belleza".
4 comentarios:
Qué buena entrada!!!
Cai de casualidad por aqui y no sabes como lo agradezco..muy buen post. Saludos
Amiga, no te imaginas cuanto se aplica lo que dices para todas las personas,no solo mujeres sino también hombres y alguno que quizás se sienta de ambos o de ninguno de ellos. Me parece respetable y hermosa tu perspectiva libertaria y feminista, siempre y cuando se reconozca que no solo no todos los hombres somos partícipes del mecanismo social patriarcal sino que además muchos también somos víctimas y de igual forma debemos librarnos de sus estereotipos y obligaciones artificiales. Gracias por tu artículo, un abrazo.
Me encantó
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