Hablaré desde otro punto de vista de la televisión, de las cosas "positivas" que los medios cubren con lujo de detalle y hasta repetición, pero que nos encanta ver y no nos las perdemos ni por equivocación. Esas cosas que a pesar de ser "buenas noticias" no le han servido de nada a nuestros ciudadanos y no por culpa de el gobierno ni de los medios de comunicación, a los que ya es costumbre echarles la culpa de todo.
El caso Rentería
Recuerdo con claridad la época de mayor fama de Édgar Rentería, jugador colombiano de béisbol, un deporte que en mi país sólo hace parte de las costumbres de algunas poblaciones de la costa caribe, pero que en otras ciudades es muy poco popular.
Cuando este personaje comenzó con su brillante carrera deportiva en el exterior, todos los colombianos se convirtieron en fanáticos del barranquillero y por ende del béisbol. Comenzaron a entender el juego, sus reglas y estrategias y hasta los niños en diciembre le pidieron bates y pelotas al Niño Dios.
Sin embargo, pasados los años ya pocos se acuerdan de Rentería, uno de esos colombianos que según las frases ya manoseadas de los noticieros y de la gente por la calle "sacó la cara por el país" o "demostró que en Colombia no todo es droga y guerrilla". Él ya no hace parte de las conversaciones cotidianas de la gente, es más pregúntese usted, señor lector ¿qué sabe de la vida actual de Édgar Rentería?
Pero hoy no es mi intención defender la memoria de uno de tantos colombianos pasados de moda, ni criticar la agenda exclusivamente coyuntural de los medios de comunicación. Lo que quiero es que usted y yo nos preguntemos ¿han dejado en nosotros alguna impronta valiosa esos "colombianos destacados"?
Me adelanto a responder, la respuesta es no.
El mensaje que estas personas nos pueden dar se pierde y la inspiración que pueden representar para los colombianos se asume mediocremente. Niños, jóvenes y mayores de repente se ven motivados a convertirse en cantantes, deportistas, automovilistas, actores, etcétera, etcétera, etcétera. Pero no se les ocurre la brillante idea de tomar esta inspiración para ser mejores en lo que hacen diariamente, y por el contrario siguen perdiendo el tiempo pegados del televisor, viendo como otros triunfan.
Eso es lo único que hemos aprendido de las personas que se han esforzado por ser las mejores, algunas de ellas incluso con la fortaleza y digámoslo, también la suerte para salir de la miseria y la inequidad propias de este país.
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Es gracioso. Cuando son cosas negativas las que presentan en televisión, se dice que los jóvenes las aprenden y además las interiorizan. Cuando son cosas positivas ¿la ecuación funciona al revés? No, personalmente opino que no, lo que nos falta es análisis y un poquitico más de trascendencia para cada cosa que vemos en la cajita mágica, comportarnos como seres humanos, seres pensantes y no como un hueco entre el sofá y el televisor.